El Limia y el mito del río del Olvido (Lethes)
Aunque no destaca por su caudal ni por su longitud, el río Limia gozó de trascendencia internacional durante la Edad Antigua.
Tiene su fuente primigenia en uno de los montes de la Sierra de San Mamed: el Talariño (en Sarreaus). Desde allí hasta su desembocadura en Viana do Castelo, sus 135 kilómetros de curso internacional se alimentan de otros afluentes, entre los que se encuentra el canal de la antigua laguna de Antela. Recorre las comarcas gallegas a las que da nombre –Alta y Baixa Limia– y pasa por tierras del norte de Portugal, donde se le denomina “Lima”. Cerca de su desembocadura da nombre a la villa de Ponte de Lima (considerada la tercera más antigua del país luso porque fue fundada por Teresa de León en el año 1125).
Lo que hace único a este curso fluvial es su antiquísima fama, pues ya los autores clásicos lo tuvieron presente en sus obras: Salustio, Estrabón, Tito Livio, Apiano, Silio Itálico, Plutarco y Floro. Estos politeístas creían que al norte del Limia se encontrarían los felices “Campos Elíseos”, una especie de Paraíso, pero atravesar sus tranquilas aguas conllevaría perder los recuerdos para siempre (e incluso la vida); pues lo identificaban con el río Lethes (nombre griego), o Flumen Oblivionis –“río del Olvido”–. “En el año 138 a.C. Décimo Junio Bruto cruzó el Limia, llamando a sus soldados por su nombre para desmentir el mito del río LethesAsí lo creyeron los soldados de Décimo Junio Bruto cuando llegaron a sus orillas en el año 138 antes de Cristo, poniendo una barrera infranqueable a sus ansias de conquista. Pero este valiente general romano decidió cruzar sus aguas para desmentirlo. Según las crónicas, tomó el estandarte de su ejército y atravesó el cauce para, desde la otra orilla, llamar por su nombre a los temerosos soldados demostrando que no había muerto ni perdido la memoria. Una vez franqueada esta frontera fluvial, siguieron su avance por territorios galaicos hasta llegar al Atlántico, donde una puesta de sol les provocó tal temor que les hizo dar la vuelta. La hazaña limiana y su triunfo contra los bracarenses llevó a Bruto a conseguir el sobrenombre de “Galaico” y el título de procónsul de los Lusitanos y Galaicos.
Los romanos, inspirados por la mitología griega, situaban el río Lethes en Galicia porque esta tierra se encontraba en los confines del mundo que ellos conocían. Todo río supone un límite físico, pero el Limia suponía también una frontera mental para los soldados de Roma; la acción de Décimo Junio Bruto rompe el mito en favor de la razón. Otra explicación que se le viene dando desde hace años es la indígena, de influencia celtista; serían los propios castrexos los que infundieron en los romanos este miedo para mantenerse a salvo de la conquista. Y otras teorías más recientes lo achacan al parecido del nombre Lethes con topónimos locales.
Este episodio histórico se conmemora desde hace 24 años en Xinzo de Limia con la popular “Festa do Esquecemento”.
Debemos proteger este río y no olvidarlo durante, al menos, otros dos milenios.
Mas nunca deixará de ser fermosa
no meu atribulado pensamento
a ribeira do Limia saudadosa
non causará en min esquecimento
aínda que ten tanta virtude de esquecer
o seu brando e suabe movimento
(Bernárdez, Lima, Égloga 15)
Para saber más:
DECIMO JUNIO BRUTO Y EL CRUCE DEL RIO OLVIDO por Brigantinus.
Grazas Alexander.
Saúdos
Miro
Grazas a ti por estar entre os creadores da Festa do Esquecemento.
Un saúdo
Esta leyenda local es un aprendizaje muy increíble