La peste que exterminó a 118 personas en Escornabois (Trasmiras, Ourense) a finales del siglo XVI
Son muy escasos los relatos de cómo afectaron las antiguas epidemias en tiempos remotos, sobre todo en áreas rurales; por lo tanto, el testimonio que presento, manuscrito por el cura de Santa Mariña de Escornabois en el libro de bautismos y difuntos en el año 1599, y analizado por mí en la revista Diversarum Rerum (2015) es una extraordinaria fuente de información.
Algunas consideraciones previas sobre la peste bubónica
La actual pandemia del coronavirus Covid-19 nos puede parecer terrible pero vista en perspectiva histórica no lo es tanto. Nuestros antepasados tuvieron que hacerle frente a pandemias mucho peores, la peste era la más temida de todas por la elevadísima mortalidad que solía provocar. Desde el gran episodio de la “peste negra” a mediados del siglo XIV, e incluso mucho antes, esta enfermedad, en sus distintas modalidades (neumónica, bubónica y septicémica), se fue repitiendo cíclicamente durante lo que restaba de la Edad Media y la Edad Moderna; alcanzando uno de sus picos exterminadores entre 1598 y 1601.
Esta epidemia llegó a Galicia por el Atlántico y se fue expandiendo progresivamente hacia el interior. A principios de abril de 1598 el gobernador del Reino de Galicia advierte de que hay peste al corregimiento de Ourense. El día tres de agosto, según un documento de la Catedral ourensana, la peste ya estaba en la ciudad y gran parte de los vecinos habían huido de la misma.
Hoy sabemos que la peste bubónica era causada por una bacteria portada por ciertas ratas, éstas podían ser picadas por pulgas que, a su vez, transmitían la enfermedad a los humanos, posteriormente, los humanos se podían contagiar por gotas de saliva (peste neumónica).
Población de Escornabois antes de la peste de 1598
Los libros parroquiales de matrimonios, bautismos, difuntos… se empiezan a utilizar, sobre todo, a partir de una orden del Concilio de Trento dada en el año 1563. Por fortuna, en el Archivo Diocesano de Ourense se conservan algunos más antiguos, entre ellos el de la parroquia de Santa Mariña de Escornabois, iniciado en julio de 1558.
Aparentemente, observando en conjunto las cifras de registros bautismales y de fallecimientos, la población de esta parroquia habría experimentado un crecimiento durante la segunda mitad del siglo XVI, pues la media anual de bautismos doblaría holgadamente la de fallecidos. Si bien, en la última década de dicha centuria la diferencia entre ambos se acortaría mucho, pero todavía con una ventaja de los bautismos sobre las defunciones.
Relato de «Cómo acaeció la peste» en Escornabois
Francisco Rodríguez, clérigo de Santa Mariña de Escornabois en aquellos tiempos remotos, quiso dejar constancia de la brutalidad con que esta epidemia golpeó a su parroquia, por medio de un recuento de sus víctimas mortales y un relato de la manera como se desarrolló.
Los que se murieron de peste (…) son los que abajo pondré para que se sepan cuántos son (…) y se halle memoria de ellos cuando la quisieren ver y se hallarán en siguiente las calamidades y trabajos de los dichos años.
Y los que esto leyeren pueden lo creer por cosa muy cierta porque yo lo escribo, lo he visto pasar así todo al pie de la letra porque estuve en el dicho lugar de Escornabois adonde acaeció lo susodicho y porque es así la verdad.»
La peste llega a la parroquia de Escornabois en el mes de septiembre de 1598. El día 20 de dicho mes, provoca la muerte de Teresa Fernández, del lugar de Rabal. Apenas tres semanas después, la epidemia se extendería al barrio de Abajo de Escornabois, distante del lugar anterior algo más de un kilómetro, donde fallece Isabel da Barreada el ocho de octubre. Finalmente, llega al Barrio de Arriba a principios de noviembre.
Jóvenes, niños y mujeres, los más afectados
Solo aparece reflejada la edad de los fallecidos en contadas ocasiones, para referirse a algunos jóvenes o niños, a los que el autor suele referirse como “muchachos”. Este colectivo fue el que sufrió más bajas durante el brote, con 61 difuntos. El conjunto de mujeres adultas también se vio muy afectado, el número de fallecidas asciende a 39. Sin embargo, tan solo 18 hombres adultos sufrieron los efectos letales de la peste.
De los bebés nacidos durante el brote pestífero, solo sobrevivió una niña llamada Inés, hija de Salvador Palanca e Inés da Barreada, bautizada el 6 de julio de 1599.
Efectos socio-económicos
Esta parroquia rural de A Limia, como las demás en aquella época, tenía como sustentos principales la agricultura y ganadería. Principalmente, se cultivaban cereales (el maíz y la patata son productos americanos que todavía no se habían extendido en Galicia), cuyo precio se dobló:
Otrosí digo yo, Francisco Rodríguez, clérigo, que estos años de la peste hubo muy grande hambre, que no se hallaba pan por dinero, aunque algunas veces había dinero y no el pan para comer“
La peste era una enfermedad muy democrática, es decir, no entendía de clases sociales. Aunque la mayoría de la población sería de clase media o pobre, algunos individuos gozaban de una posición acomodada y tampoco se libraron. Por ejemplo Estebo Díez, vecino de Rabal, que contaba al menos con dos criadas, ambas fallecieron de peste y su mujer también.
El efecto social más notable de la peste fue la división y tensión que generó. Ante el miedo a contagiarse, los vecinos del barrio de Arriba de Escornabois levantaron «paredes» con el barrio de Abajo (al que llegó primero la peste). Cuando la enfermedad se extendió también al barrio de Arriba, «había grandes riñas de unos para los otros y no había quien se llegase uno a otro, aunque fuesen padres e hijos».
Tratamiento de la enfermedad
La función terapéutica para esta enfermedad la ejercían los barberos sangradores o flebotomianos, que se limitaban a purgar o extraer sangre de los bubones (tumores causados por la peste, generalmente en las ingles axilas, o cuello), entre otras actividades más habituales como extracciones de muelas o un simple afeitado.
En la parroquia de Escornabois había al menos dos barberos sangradores: Juan y Antonio Rodríguez. Las sangrías se solían hacer mediante sanguijüelas, como las que tenían en la cercana laguna de Antela. Su oficio no les libró de sufrir los embates de la enfermedad incluso entre sus más allegados; así, el 22 de diciembre de 1598 fallecieron dos hijos del sangrador Juan Rodríguez y su esposa Leonor de Novoa.
El principal consejo de los médicos tratadistas de la peste era intentar aplacar la ira divina, a la que atribuían las epidemias, mediante plegarias. Es de destacar que el cura de Escornabois siguió diciendo misas diariamente. Fabricó un escenario a base de tablas en la puerta de la iglesia y los feligreses le veían y escuchaban desde fuera, algunos bastante alejados «desde el Otero y Penamaior, desde donde, a duras penas vislumbraban la hostia y el cáliz».
Además, desde el Concilio de Trento se le da más importancia al sacerdote como figura clave para alcanzar la salvación o el «buen morir». El enfermo que aspirase a alcanzar la buena muerte debe testar, confesarse y comulgar. Si se estima que no se va a curar, el sacerdote le administra el viático, y cuando la muerte es inminente, la extremaunción.
Enterramientos
Durante la Edad Moderna, los entierros solían realizarse en el interior de los templos, algo que durante la Edad Media se hacía solo con los más ricos, y solo los más pobres eran enterrados en el cementerio. El cura relata que a los fallecidos por la peste «los llevaban a enterrar en una escada (sic), [y] cuando se morían dos [o] tres juntos iban en carros, porque escaño no había quien lo llevase». Sin embargo,
Solo la primera mujer que se murió, que fue Isabel de Barreada, del Otero, se enterró fuera del sagrado en las labradas do ferrado, porque con la rabia de la muerte se fue allá a morir y no hubo con el temor de la peste quien se atraviese (sic) a llegar a ella; y María Afonso, mujer de Pérez, tampoco hubo quien la llevase al sagrado ni por dineros ni sin ellos»
Construcción de la capilla de San Roque y fin de la peste
Como hemos visto, a falta de remedios médicos eficaces, la gente se aferraba a la religión para intentar curarse. Cada dolencia tenía un santo protector. En caso de la peste se acudía fundamentalmente a la intercesión de San Sebastián y San Roque.
El relato del cura de Escornabois cobra tintes sobrenaturales y milagrosos cuando nos describe los últimos días de la peste:
Y cuando se morían era siempre por las lunas nuevas, los días que la luna se acaba de vieja y se empezaba de nueva, e iba durando el morir casi a que iba enchendo la luna. Y luego que se empezó a hacer la ermita de San Roque en el Otero, luego cesó la peste y como se empezó, en una noche y un día enfermaron de la dicha peste quince y, de ellos, no murió más de uno y los demás vivieron todos. Y la dicha ermita se empezó a hacer el primero de agosto de noventa y nueve años y, con animo de hacer la er[mita], se ayuntaron unos a otros y a ninguno se pegó la peste de los que se ayuntaban trabajando. Y en el dicho año de mil e quinientos y noventa y ocho cuando se comenzó la peste hubo grandes fuegos en los montes, que significaban los trabajos que había de haber.
La capilla que se construyó en Escornabois dedicada a san Roque fue solo una de las numerosas que se hicieron a lo largo y ancho de Galicia a finales del siglo XVI, lo que pone de relieve la importancia que tuvo este brote de peste.
Balance
El impacto demoledor de la peste de 1598-99 en Escornabois hizo que su población, sobre todo infantil y juvenil, se viera gravísimamente mermada. Durante ese año fatídico fallecieron 118 personas, es decir, posiblemente tantas como la suma de todas las defunciones registradas durante las tres o cuatro décadas anteriores.
No sabemos cuál sería el porcentaje exacto de población fallecida en términos absolutos porque no hay ningún censo sobre Escornabois de aquella época. Según el Instituto Nacional de Estadística, actualmente viven en esa parroquia 237 personas.
Hoy en día, todavía se sigue produciendo esporádicamente algún pequeño brote de peste bubónica en ciertos lugares del mundo pero los avances médicos e higiénicos hacen que su tasa de mortalidad sea muy inferior a la que causaba antiguamente.
Para saber más
DE LOS RÍOS CONDE, Alexander, «La peste de 1598 – 1599 en una parroquia rural de la Galicia interior: Santa Mariña de Escornabois» en Diversarum Rerum: revista de los Archivos Catedralicio y Diocesano de Ourense, n.º 10, 2015
ENJO BABÍO, Mª Ascensión y SANDOVAL VEREA, Francisco, «Título de Barbeiro de Allariz», en Fronda. Voandeira do Arquivo Histórico Provincial de Ourense, n.º 18, Ourense, 2008
Muy amplio e interesante documento sobre la peste de 1598 en escornabois, Yo ya había mencionado en mi pg. de Parada de Ventosa EN 2020, lo importante que era el relato del Clérigo de Sta Mariña de Escornabois..»solo que yo no consulte los archivos de O.R.»ahora seria bueno explicar la de la gripe Española del 2019″ que cuando yo tenia 10 años mis vecinos mayores aun hablaban de ella.
Muchas gracias, Alejandro.
Supongo que en la sugerencia te refieres a la mal llamada «Gripe Española», una epidemia que empezó en el 1918 y desapareció en 1920. Los estudios más recientes señalan el foco de la enfermedad en la base militar de Fort Riley (EE.UU.) el 4 de marzo de 1918 (otros lo sitúan en Francia o China). En aquella época tenía lugar la I Guerra Mundial y España, que era un país neutral, fue la primera que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad. Tras informar el corresponsal del diario «The Times» en Madrid, el termino de ‘La Gripe Española’ se extendería por el resto del mundo a partir del verano de 1918. Se calcula que en España fallecieron unas 300.000 personas a causa de esta epidemia (y más de 40 millones en todo el mundo)