La Junta y el Regimiento de Lobeira
Durante la Guerra de Independencia, el antiguo Reino de Galicia tan solo necesitó unos seis meses de 1809 para deshacerse de los invasores franceses; a esto contribuyó la formación de una Junta y Regimiento en el sur del mismo, los de Lobeira, que unificaron a las provincias de Tui y Ourense. Una vez liberada Galicia, este regimiento continuó luchando en otros territorios españoles y americanos.
La Junta Superior y las provinciales de Galicia desaparecieron al entrar los franceses en A Coruña, y el ejército gallego se estableció en Monterrei con tan solo 3.000 soldados comandados por el Marqués de la Romana. Esta situación empezó a cambiar con la formación de juntas comarcales y locales, que tuvieron al citado Marqués como referencia para organizarse entre ellas y llevar a cabo la sublevación del país.
El ejército de La Romana se había incrementado con la ayuda de don José Joaquín Márquez y Donallo, contador de Partido y administrador de rentas de A Boullosa (Baltar). Éste había empezado reclutando a vecinos de la Baixa Limia para defender sus hogares, con ayuda del abogado don Luís García Montenegro y algunos amigos. Los párrocos de Celanova-Limia animaron al ya indignado pueblo a la revuelta Otro pilar fundamental para organizar la defensa fue la actividad de los párrocos de Entrimo, Lobeira, San Martiño de Arauxo, Vilanova dos Infantes,… Éstos arengaban desde los púlpitos a sus feligreses para levantarse contra sus opresores. Y, sobre todo, influyó el espíritu rebelde del pueblo ourensano al ver su tierra invadida y saqueada por extranjeros.
En este contexto y debido a una conjunción de factores nació la Junta de Lobeira con el propósito de aglutinar a las demás. A finales de marzo de 1809, coincidió que De la Romana estaba ausente en Asturias; el obispo de Ourense, don Pedro de Quevedo y Quintano, se hallaba alojado en casa del Abad de Entrimo (tras su huida de la capital orensana cuando fue ocupada por los franceses); y el teniente general García del Barrio, comisionado por la Junta Central de España, estaba casualmente en esta zona (una de las pocas que escapaban del poder francés en el norte de España) y oficializaba su creación. Márquez asumió la primera presidencia de la Junta y se convirtió en Comandante del Regimiento de Voluntarios de LobeiraMárquez asumió la presidencia de la Junta y el papel de Comandante de las fuerzas que quedaban en tierras orensanas y marchó hacia Tuy con el primer Batallón de Voluntarios de Lobeira el 26 de marzo de 1809. La presidencia de la Junta pasó al obispo de Ourense el 15 de abril, por nombramiento del Marqués de la Romana, que autorizaba también a la Junta desde Asturias.
Fundamentalmente, la Junta atendió asuntos militares, sin dejar de lado los suministros (comida y vestimenta), sanidad (creó tres hospitales en Monterrei, Ribadavia y Celanova), labores de información (por medio de espías), justicia y Hacienda (casi todo lo recaudado iba en apoyo del regimiento).
Participaron en el cerco de Tui, la reconquista de Santiago y la batalla de Ponte Sampaio Liberado Tui el 16 de abril, el segundo batallón se mandó al poco tiempo a Pontevedra, donde se asentó el Regimiento y se unió a la División del Miño. De allí se dirigieron a la reconquista de Santiago y a la defensa de Ponte Sampaio, el 9 de junio obtuvieron allí una sonada victoria que supuso la salida de los franceses del territorio gallego. En ese momento se disolvió la Junta de Lobeira.
Sin embargo, el Regimiento siguió combatiendo al lado de otras unidades militares españolas hasta que en febrero de 1811 casi desapareció durante la batalla de Gévora, cerca de Badajoz, siendo sorprendido por las fuerzas del Mariscal Soult. Entonces, el coronel Márquez regresó a Galicia para su reorganización. En verano del mismo año pasó a México para sofocar la rebelión de la colonia. Allí intervino durante 11 años hasta su vuelta a España en 1822 y su disolución.
Debido a su intensa y valiente actividad a favor del gobierno autónomo de España, tanto la Junta como el Regimiento de Lobeira se convirtieron en símbolos de lealtad y patriotismo.
Para saber más:
Para min no houbo tal «Guerra de la Independencia», porque esa idea de liberar España no existía e porque a louta foi exactamente igual do lado de aquén da raia con Portugal que do lado de alén. E, con certeza absoluta, os portugueses emboscando os franceses na ponte da Misserela non estaban guerreando ningunha independencia. Eu, de vivir daquela, tivese sido un completo afrancesado. Mellor nos tivera ido aos galegos ficar baixo administración da República Francesa: abolición do feudalismo con corta de cabezas incluídas, abolición da servidume, liberdade de culto, redacción dunha Constitución, Sufraxio Universal, creación dun Parlento e declaración de Dereitos.