La Capilla de la Encarnación de Celanova antes y después de su derrumbamiento en 1916
Desde hace siglos, la villa de Celanova venera la imagen de la Virgen de la Encarnación en su capilla o ermita, que hoy da nombre a su barrio meridional –A Ermida– y a dos calles, una grande –Encarnación (desde la Alameda hasta la bifurcación con las carreteras de Bande y Xinzo)– y otra más pequeña –Ermida–. Su festividad, actualmente celebrada el primer fin de semana de agosto, es la principal en la villa de San Rosendo, junto a las de San Roque y a las antiguas Marzas; y desde época indeterminada el día anterior se lleva a cabo la vistosa procesión de la Ramallosa. También se cubre la calle de la Encarnación con una alfombra de flores para el traslado de la Virgen desde su capilla hasta el monasterio de San Salvador.
La capilla de la Encarnación que podemos ver hoy no es la misma que hace algo más de un siglo capturó la cámara de Severo Alcaín, un fotógrafo aficionado que la retrató en 1909 junto a una bonita panorámica de la villa de Celanova. Gracias a él tenemos un testimonio único del aspecto de la antigua capilla, destruida en 1916. Se trataba de un templo de una sola nave rectangular, con cubierta a dos aguas -y una tercera en la parte del ábside- con un par de contrafuertes en cada uno de los muros laterales. La parte frontal tenía pilastras en los extremos y disponía de una espadaña con dos cuerpos. El cuerpo inferior era muy alto y tenía una cubierta tras él, quizá para resguardar al campanero, y el superior era más bajo.
El huracán que destruyó la antigua capilla
Un brusco fenómeno meteorológico derrumbó la antigua construcción a finales de 1916, concretamente, el 17 de noviembre. Así lo relata El Regional, un diario de Lugo:
el huracán (…) como el que causó la misma noche sensibles destrozos y produjo en toda Galicia no pocas desgracias (…) derrumbó el antiguo Santuario de la Virgen de la Encarnación, patrona de aquella villa.
Sólo quedó en pie el ábside sobre el que descansa el altar, donde tiene su estrado la milagrosa imagen, tan querida de los celanovenses.
El viento, que convirtió en un montón de ruinas el resto de la venerada ermita, hubo de respetar, milagrosamente, la imagen de la Virgen.
El hecho produjo en Celanova honda pena.”
Su reconstrucción se convirtió en una prioridad para los vecinos de Celanova, que iniciaron una suscripción para reunir fondos. El escritor celanovés Castor Méndez Brandón la daba a conocer en La Voz de Galicia en julio de 1917:
Nunca vibró en estos tiempos el alma de Celanova sacudida por entusiasmo parecido al que la conmueve y emociona en los momentos actuales.
Diríase que por designio providencial, los elementos desatados dieron en tierra, en noche tenebrosa del pasado invierno, con la (…) modesta capilla de nuestra Santa Patrona, la Virgen de la Encarnación.
Providencial, decimos, pareció ese derrumbamiento del vetusto y maltrecho santuario de la Virgen, porque vino a ser el supremo aldabonazo dado en nuestros dormidos corazones, para despertarlos e imponerlos en la devoción sincera de nuestros antepasados para tan milagrosa imagen.
La suscripción iniciada con objeto de reunir fondos que consientan la edificación de un nuevo santuario ha comenzado con tan buenos auspicios, que la comisión nombrada al efecto se halla fortalecida con las mejores esperanzas. Hasta ahora, y muy recientemente, solo los hijos de Celanova y personas identificadas con los sentimientos de este pueblo, ausentes de él, fueron invitados a suscribirse, y ya llegan donativos importantes, que hacen presumir el más brillante éxito”
El proyecto de Antonio Palacios
En 1918 entra en la historia de esta capilla celanovesa el afamado arquitecto porriñés Antonio Palacios, ya entonces conocido por importantísimas obras en la capital de España como el Palacio de Comunicaciones, actual sede del Ayuntamiento madrileño. Palacios realizó ocho planos de su proyecto para la capilla pero se desconoce su paraderoEl investigador Jesús Manuel García indica que el proyecto para el nuevo santuario de la Virgen de la Encarnación, encargado a Palacios en 1918, es el primero que sigue la estética regionalista en Galicia, seguido por el del concello de Porriño. Dicho proyecto, cuya Memoria acompañada de ocho planos -hoy desaparecidos- fue finalizada en Madrid el 15 de agosto de 1918, pretendía recuperar las líneas del románico integrado con el paisaje rural.
En el exterior quería colocar almenas coronando la torre y el imafronte, dotando a la construcción de un aspecto fortificado similar a otros templos medievales gallegos como, por ejemplo, la catedral de Ourense.
El diseño de la planta estaba pensado para darle protagonismo al prado adyacente, que se convertiría en nave y bóveda del templo, quedando la capilla como un ábside en el que estarían el altar y el baldaquino para la Virgen de la Encarnación, realizado en cerámica dorada. Tras el baldaquino ideó un deambulatorio o girola visible desde el exterior a través de grandes arcos, que también permitirían ver a la Virgen.
Por otra parte, quería dotar a la edificación de policromía en los muros interiores, el artesonado y la portada principal. Ésta última, con pinturas de esmalte y oro, se llamaría “Puerta de los Ángeles y de los Pájaros”, con ángeles en semicírculo como en el Pórtico de la Gloria.
Palacios quizás auguraba un mal final para su proyecto, que realizó gratuitamente, porque dejó escrito en la Memoria del mismo:
[Nuestro antepasados] pensaban una obra; la intentaban con el más alto criterio de que eran capaces; después, la elevaban lentamente, como una oración, sin las precipitaciones de la época actual, en que se prefiere terminar pronto, aún cuando sea de cualquier manera; sin pensar que, menos que para nosotros, construimos siempre para innúmeras generaciones venideras (…)»
La actual Capilla de la Encarnación
El proyecto de Antonio Palacios que, junto al Monasterio de San Salvador y la Capilla de San Miguel, sería otro poderoso reclamo arquitectónico para visitar la villa de Celanova, no llegó a materializarse.
El templo que podemos ver hoy parece una amalgama de la antigua capilla con el proyecto de Palacios. La planta de la nave es rectangular y con cubierta a dos aguas pero el ábside tiene cinco aguas. Hay dos ventanas geminadas en cada uno de los muros laterales y otras dos en el ábside, dos ventanas más grandes a cada lado de la portada principal y una puerta lateral. La espadaña consta de dos cuerpos, como la antigua capilla, y cuatro pináculos. Además cuenta con un pórtico sostenido por seis columnas cilíndricas.
Por último, ocho contrafuertes –dos a cada lado de la nave central, que son los más robustos, y seis en la zona del ábside– apuntalan la capilla, como queriendo garantizar que ningún huracán volverá a derrumbar el templo de la patrona de Celanova.
A pesar de no haberse realizado el proyecto de Palacios, la Capilla de la Encarnación de Celanova tiene un encanto especial y forma un bonito conjunto con el crucero y el peto de animas de su explanada.
Cómo llegar
Para saber más
FRANCO, Óscar, Capela da Encarnación en patrimoniogalego.net
El regional. Diario de Lugo, Lugo, 23/11/1916
La Voz de Galicia, A Coruña, 06/02/1917
Llegando a la capilla, existen dos itinerarios posibles, que se vuelven a encontrar en la iglesia-cementerio de san Verisimo. Cruzando la carretera OU-540, hacia el final de esta etapa, se pasa por delante de la capilla de la Encarnacion, para llegar mas tarde al monasterio de San Rosendo, donde finaliza este recorrido. Nacio el 20 de noviembre de 907, en el reinado de Alfonso III el Magno, en el valle de Salas, o en las cercanias de Santo Tirso (hoy Portugal).