Ponte Barxas, un antiguo puente internacional de reducidas dimensiones
Si pensamos en un puente internacional, lo más lógico es que se nos venga a la cabeza la idea de un gran puente; esta definición no era aplicable al puente antiguo de Ponte Barxas, en la frontera entre Galicia y Portugal.
El río Troncoso o Barxas marca la frontera hispano-lusa entre la provincia de Ourense y el municipio de Melgaço, y tiene un paso obligado en Ponte Barxas, un pequeño pueblo del ayuntamiento de Padrenda cuya razón de ser es el puente internacional que une ambas orillas de este cauce fluvial desde hace siglos. Aquí hubo una aduana hasta que en 1992 entró en vigor el Acuerdo de Schengen, que establece la libre circulación de personas en la Unión Europea. Al otro lado del puente de Ponte Barxas se encuentra el pueblo portugués de Sao Gregorio, en una empinada cuesta.
El antiguo puente a finales del siglo XIX
El portugués José Augusto Vieira dejó una humorística descripción del pequeño puente y los pueblos que éste unía en el primer tomo de su obra O Minho Pittoresco, publicada en 1886, la cual traducimos al español para facilitar su comprensión:
S. Gregorio es, por así decir, una calle única, una calle verde, en ladera escarpada hasta el puente de Barxas, ese puente que nuestro diseño representa, y que es el primer puente internacional lanzado entre los dos países, si no quisiéramos hablar de las poldras de Pousafoles, más al naciente, en el curso del Troncoso.
Pero, al fin, el puente de Barxas tiene ya sus 4 metros de altura, 6 de largo y dos de ancho! Es casi el puente de un langostino!
No se rían de él, no obstante, allí donde lo ven, con sus dos troncos de castaño, tirados de margen a margen, y sus terrones como pavimento blando, es un símbolo de fraternidad entre dos países que viven en plena paz (…).
Ponte Barxas es el lugar español, donde el pequeño puente toma el nombre y que pertenece all ayuntamiento de Padrenda, con quien S. Gregorio hace su comercio medio lícito, medio… de contrabando!
Qué diablo querían, no obstante, que hiciese S. Gregorio, si en el invierno es el margen de Ponte Barxas quien le da por empréstito un bocadito de sol, a cuyos rayos van a calentarse aquellos pobres frioleros helados de sus sombras de meses!»
Otra visión de Ponte Barxas en 1924
Casi cuarenta años después de la descripción anterior, el director de la revista Vida Gallega, Jaime Solá, publica lo siguiente, tras haber pasado por Ponte Barxas y Sao Gregorio:
(…) es el puente internacional más chico de la tierra. Dos carabineros y dos guardinhas acrecen, firmes sobre él, su comba secular. Es colgante, es cimbreante, debe ser, cuando en invierno ruge el agua debajo de él, espeluznante.
El puente “colgante” al que se refiere Solá y que se ve en las fotografías difiere del de finales del siglo XIX. El puente de Ponte Barxas pasó a tener un refuerzo formado, al parecer, por cuatro postes metálicos que, apoyados en las márgenes, convergían en el centro del puente sosteniendo un tronco que aseguraba los longitudinales, que iban de una ribera a la otra del río.
Prosigue Solá relatando con humor la impresión de pobreza que ofrece el pueblo de Ponte Barxas, en contraste con el buen estado de las carreteras españolas en ese momento y, probablemente, con las casas portuguesas de Sao Gregorio:
Desde San Gregorio se baja a Puente Barjas por una de esas pinas sendas pedregosas que caracterizan a los poblados de las montañas orensanas. (…) Pasamos a Puente Barjas. Vemos una casuca, que es el puesto fiscal de España. Visitamos más arriba otra casuca donde está la Aduana. Y no podemos compaginar esta visión de las chozas, y de un puente que evoca las películas de viajes por los países de fieras y de negros, con la idea de que estamos entrando en una nación donde se hizo de piedra San Lorenzo del Escorial.
(…) Pasamos en éxtasis entre los bosques y sobre las riberas. Y solo el reventón de una banda –lo que le cobraron al coche a cambio de sus bellezas los malos caminos portugueses- es capaz de volvernos a la realidad al pisar estas buenas carreteras españolas, de las cuales, no obstante, tan mal y tan sin razón hablamos siempre.”
Un nuevo puente
El 26 de abril de 1935 se inauguraron la ansiada carretera internacional, que enlazaba la española con el nuevo tramo que unía Sao Gregorio con Melgaço, y el nuevo puente varios metros aguas arriba del antiguo; por fin se hacía mucho más cómodo el paso fronterizo. Al parecer, el antiguo y pintoresco puente de madera fue destruido durante la Guerra Civil española.
Para saber más
Vida gallega: ilustración regional, nº 254, Vigo, 15/07/1924
http://entreominhoeaserra.blogspot.com.es/2015/08/assim-era-s-gregorio-e-o-rio-trancoso.html
¿Es casi el puente de un langostino? ¡Qué barbaridad, vaya traducción! Es casi el puente de un ESTANQUE.