Carlos Velo, el gran documentalista gallego
El célebre cineasta Carlos Velo nació en el lugar de Os Pereirós, ayuntamiento de Cartelle, el 15 de noviembre de 1909. Era hijo del médico de la localidad, José Velo, y su mujer, Dolores Cobelas.
Formación y primeras obras cinematográficas
A los 10 años se trasladó a la capital orensana, la “Atenas de Galicia” para estudiar el bachillerato en el Instituto, terminándolo en 1925 con un premio extraordinario. El siguiente año se gradúó como maestro nacional en la Escuela Normal.
En Ourense entró en contacto con Xaquín Lourenzo “Xocas”, Cuevillas y Vicente Risco; y descubrió las ideas nacionalistas y republicanas. El 7 de octubre de 1926 tuvo lugar la fiesta del libro en la Biblioteca Provincial, donde cuatro personalidades de la política y la cultura dieron discursos, entre ellos, Otero Pedrayo y, a continuación, “el joven don Carlos Velo leyó unos pensamientos acerca del libro tomados de H. Maxon”.
Su afición al cine también empezó en su estancia orensana. Empieza a ver películas y a grabar secuencias junto a Antonio Román (otro futuro director de cine) y el hijo del fotógrafo Pacheco, que era el que tenía el material cinematográfico.
Su padre lo mandó a estudiar a la Facultad de Ciencias en Madrid porque quería que siguiera sus pasos, convirtiéndose en médico como él. Sin embargo, Carlos decidió matricularse en Biología porque le gustaba más.
En una de sus estancias vacacionales en Cartelle, a principios de agosto de 1929, fundó un centro recreativo, el “Club Sporting, Recreo de Artesanos”, junto a otras prestigiosas personas de la localidad. Formaba parte de la junta directiva en calidad de secretario y tenía unos cincuenta socios.
Siguió en contacto con el cine en la Residencia de Estudiantes y las sesiones del cineclub Español, que funcionó entre los años 1929 y 1931, por iniciativa de Luis Buñuel entre otros.
Tras la proclamación de la Segunda República, Velo colaboró como voluntario en la primera Misión Pedagógica española, en diciembre de 1931, en Ayllón (Segovia) junto a otros cuatro estudiantes universitarios, dirigidos por dos miembros del Patronato, don Enrique Rioja y Amparo Cebrián. En una entrevista a don Enrique decía que ésta se realizaba como:
“ensayo, con resultado admirable (…) Visitamos varios pueblos aledaños a Ayllón; pero éste era la sede de todos. Viajábamos en una camioneta. Ni doña Amparo Cebrián ni yo tendremos nunca palabras suficientes para alabar a los jóvenes universitarios Elena Felipe, Carlos Velo, Guillermo Fernández, Antonio Bellver y Abraham Vázquez, que altruísticamente nos acompañaron. Claro que es gente joven la que se precisa para esta labor. El Sr. Cossio [don Bartolomé, presidente del Patronato de Misiones Pedagógicas], enfermo, nos escribió unas hermosas cuartillas, que nos servían de presentación en los pueblos. En los pueblecillos visitados inauguramos dos bibliotecas, satélites de la central de Ayllón. Dimos varias conferencias, siempre sin matiz de política partidista, para explicar temas constitucionales. Proyectamos varias películas referentes a agricultura, a higiene… Y hasta se dio el caso de que se estrenó una en un pueblecillo antes que en Madrid.”
Es muy posible que esta experiencia marcara su devenir futuro y su inclinación hacia un cine documental y con propósitos educativos.
Fue el primer alumno en presentar una tesis de doctorado en formato cinematográfico (sobre la comunicación de las abejas). Asistiendo a las célebres tertulias de estudiantes en el café de la Granja, en la calle Alcalá (donde también escuchaba a Unamuno y Valle Incán), les surgió la idea de crear un cineclub. Así, en 1933 cofundó el cineclub de la Federación Universitaria Española (F.U.E.), del que ya era comisario general; lo que le sirvió para viajar a París en compañía del crítico de cine Fernando Gutiérrez Mantilla. Allí se reencuentra con Buñuel, con el que tendrá una amistad de por vida. Estuvo como dirigente del mismo durante un año y luego trabajó como profesor entre 1933 y 1935. En 1934 trabajó de documentalista para el Ministerio de Cultura con el cortometraje “La ciudad y el campo”, con Mantilla. Éste crea “Taurus films” y bajo este sello graban otros cortos documentales. En 1936 grabaron en Cartelle y Finisterre, entre otras localizaciones, escenas de “Galicia (Finisterre)” con la que consiguió un premio de honra en la Exposición Internacional de París, obra que cuenta con la colaboración de Castelao en los créditos y de «Xocas» en la ambientación músical. Otro documental suyo de 1936 fue “Santiago de Compostela (Saudade)”.
Guerra Civil y exilio en México
Cuando estalló la Guerra Civil fue a Cartelle a esconderse porque estaba en el punto de mira de los falangistas, que querían “pasearlo”; allí descubre que su padre se había pasado al bando militarista por miedo a represalias. Desde Cartelle huyó a Ourense y de allí a Lobeira, a casa de su amigo “Xocas”, con ánimos de pasar a Portugal, pero volvió a Ourense al saber del colaboracionismo del régimen salazarista con Franco. Después huyó a Sevilla disfrazado de militar.
Durante la Guerra Civil grabó un documental en Marruecos llamado “Yebala”. Al terminar la contienda se refugió en Francia y pasó al exilio en México, donde viviría hasta su fallecimiento en 1988. Allí alcanzaría una gran fama gracias a películas como “Pedro Páramo” o “Torero”.
Hasta 1967 no consiguió volver a pisar Galicia, para visitar a sus padres en Cartelle. Y posteriormente volvió en otras ocasiones, como para un homenaje que se le tributó el O Carballiño. Falleció en México el 1 de marzo de 1988.
Fundación Carlos Velo
En marzo de 2017 se constituyó la Fundación Carlos Velo, con sede en la casa familiar del cineasta en Cartelle. Sus finalidades, recogidas en sus estatutos son investigar y difundir la obra del cineasta «y el estudo, difusión, formación y promoción de las artes de la imagen en su más amplio espectro, así como en la organización de actividades culturales y científicas de carácter general y relacionadas con los fines señalados».
El 15 de octubre de 2018, la Diputación de Ourense firmó un convenio con la Fundación Carlos Velo para la organización del «XXIII Festival de Internacional de Cine de Ourense» (OUFF).
Legado
Hoy es reconocido como uno de los padres del documentalismo cinematográfico español, así como uno de las figuras clave del cine mexicano.
Parte de su obra sigue en paradero desconocido, afortunadamente no ocurre lo mismo con el documental “Galicia. Finisterre”, que ha sido reconstruido gracias a la aparición de veinte minutos de metraje en un archivo de Moscú en 2010. Forma parte del patrimonio cinematográfico gallego.
Podéis verlo a continuación
Para saber más
«PAZ RODRÍGUEZ, José, Ourensanos nas misiones pedagógicas», en La Región
El pueblo gallego: diario de la mañana, al servicio de los intereses de Galicia, s.n. (08/10/1926)
El correo de Galicia: órgano de la colectividad gallega en la República Argentina: Núm. 1228 (04/08/1929)
El Sol, Madrid (7/2/1932)
FERNÁNDEZ, Miguel Anxo, Carlos Velo: cine e exilio, Vigo, 1996
Encuentro un adorno literario, en el relato, El tìo Pepe era un personaje muy personal y atrabiliario, mi fallecido marido era su sobrino nieto siendo muy inquieto lo mandaban a pasar
el verano en Cartelle, dònde estuve comiendo con el hermano de Carlos, Castor y su esposa Lola
La verdadera historia: el tìo Pepe no le tenìa miedo a ninguna represalia, el era muy Catòlico a pesar de sus querellas con el Obispado de Orense. la cuestiòn cuando Carlos y su esposa llegaron a pedir refugio, la respuesta fue aquì no entran porque vivis en pecado no habiendoos
casado por la Iglesia.
A Castor le llevò años hecerse perdonar por haberse casado con su prima carnal Dolores Blanco Velo.
Mi esposo vino al mundo traìdo al mundo por el abuelo de su madre tambien mèdico y por lo
que tengo en algùn momento tambien pòlitico
El Tio Pepe era todo un caràcter que no sòlo tuvo muy entrenido pero tambien fascinado por
las cosas que vivìa en sus salidas en el sulky a sus visitas mèdicas. de algùn modo forjò el caràcter rebeldòn de Manolo (Lolìn en su infancia). El tio Pepe no era miedoso, todo lo contrario.