Fauna extinta del Xurés: la cabra montés lusitánica o gallega
La cabra montés es una especie de bóvido cáprido que antiguamente poblaba ampliamente las sierras del sur de Francia y la Península Ibérica. Una de sus subespecies, la capra pyrenaica lusitánica, moraba en las zonas montañosas del norte de Portugal, Galicia, Asturias y Cantabria. Se la conocía como cabra montés cantábrica, gallega, portuguesa o mueyu (en asturleonés).
Se parecía bastante en color y tamaño al resto de subespecies (victoriae, hispánica y pyrenaica o bucardo); lo que la distinguía era que tanto su cornamenta como las zonas de color negro en su pelaje eran más reducidas. Los cuernos del macho no alcanzaban el medio metro, eran aproximadamente la mitad de grandes que los del bucardo (capra pyrenaica pyrenaica), también extinto, y se extendían poco hacia fuera. La hembra no tenía crin y carecía de bandas negras en el dorso y los costados.
A mediados del siglo XIX, José Vicente Barbosa du Bocage publica estudios basados en el análisis de cinco ejemplares del museo de Lisboa y otros dos del de Coimbra, su Memoria sobre a cabra-montez da serra do Gerez y Memoria sobre uma espécie nova do genero Capra L., a Cabra-Montez da Serra do Gerez, em Portugal.
A finales de dicho siglo, en 1886, únicamente quedaba un rebaño en la península, reducido a las sierras del Xurés/Gerês.
El 20 de septiembre de 1890 se captura al único ejemplar fotografiado con vida, en el Valle de Albergaría, a un kilómetro y medio de Portela do Home. Lo atraparon tres guardas forestales cuando entró en un vivero que estaban cavando y, posteriormente, lo trasladaron al Zoológico de Lisboa donde murió pocos días después. Otras dos hembras se encontraron muertas en la Sierra del Xurés, el mismo año, debido a una avalancha de nieve.
Los últimos testimonios que se conservan, todos procedentes de la parte portuguesa, el Gerês, datan de 1892, cuando murió una hembra vieja y se avistaron otros dos ejemplares. Se considera éste, por tanto, el año de su extinción; aunque es posible que sobreviviese durante más tiempo algún ejemplar aislado.
Se ha hablado de los depredadores (lobos y águilas reales), el contagio de enfermedades de otros bóvidos o alteraciones en su hábitat como factores desencadenantes de su desaparición, pero ésta se atribuye, ante todo, a su caza indiscriminada. Era una presa apreciada por su carne, además se utilizaba para elaborar antídotos, su piel servía para cubrirse y los cuernos como objetos decorativos (y como instrumentos para comunicarse, pues al soplarlos su sonido llegaba bastante lejos). Ésto puede explicar por qué los últimos ejemplares fueran hembras; como su cornamenta era mucho más pequeña, no eran atractivas para los cazadores.
La carencia de protección en su momento propició su extinción. Ésta ausencia se intentó reparar un siglo más tarde con la introducción en el Xurés de la cabra pyrenaica victoriae, por parte de la Xunta de Galicia. La repoblación dio comienzo en 1993 con ejemplares de la Sierra de Gredos y su evolución está siendo positiva; tanto que la Administración gallega autoriza su caza, aunque con restricciones, desde 2014.
Para saber más
Ilustração Portugueza, nº 131, Lisboa, 24/8/1908
CABRERA Y LATORRE, Ángel: Fauna Ibérica. Mamíferos, Madrid, 1914
http://faunaourense.blogspot.com.es/2010/12/cabra-montes-lusitana-cronica-dunha.html
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